¡Buenos días, Pandas!
¿Qué tal el día de San Valentín? El mío no fue bonito… ¡¡fue MARAVILLOSO!! 
, a pesar de que empezó siendo un auténtico desastre. El loco de Max me llamó a mediodía para decirme con voz lastimosa que tenía 40 de fiebre y que debía guardar cama. ¡¡40 de fiebre!! 
Dejé a Carl tirado con los preparativos de la excursión y me fui inmediatamente al hospital para hablar con el doctor Feelgood, que me tranquilizó y me dió algunas pastillas para la fiebre. Salí pitando hacia la casa de Max… ¡para descubrir que no estaba enfermo, sino más despierto que unas castañuelas! Menos mal que me recompensó con una bonita sorpresa de San Valentín: había cocinado spaghetti con salsa de tomate, esparcido rosas por…
Hhmm Ella, los Pandas ya lo saben. Les conté mi plan ayer… 
¿En serio, ya lo sabíais? ¿Y por qué no me habíais dicho nada? Bueno, claro: era una sorpresa. 
¡Exacto! Y se me ocurrió a mi solito, hehe. 
Por cierto, aquí están los nuevos muebles de la semana:
Qué guay, son como de cuento de hadas. ¿Oye, has sabido algo de Carl Caruso?
¿Carl? Casi lo había borrado de mi memoria.
Estoy un poco preocupada por él. No hubo manera de convencerle de que no fuera a Bitterland, es muy peligroso… ¡¡y encima solo!! ¡Quién sabe lo que le puede estar pasando en esas montañas o a quién puede encontrarse! No he sabido nada de él desde ayer, aunque me prometió que me llamaría cuando regresara… 
Voy a seguirle la pista y mañana os cuento lo que ha averiguado sobre Evron y Bitterland.
¡Que os vaya bonito!
Ella y Max
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